La oscuridad no se ilumina, se desnuda lenta y deliciosamente con la punta de los dedos, se alumbra con una sonrisa indolente, inesperada y sincera, se rompe la penumbra con las luces de nuestros propios latidos, se descubre el camino a medida que nuestros pasos, nuestros triunfos y nuestras derrotas despejan las sombras.
Luis

martes, 27 de septiembre de 2011

Lo que no está escrito

Mira mis ojos fijamente. Centra tu mirada en la mía. Acaricia con tus pestañas el aire que roza las mías, siente mi respiración junto a la tuya y deja que tu mente se disperse. Cubre el paso que queda entre nosotros, dame la mano, acércate y deja que mis labios rocen los tuyos y recorran tu cuello.

He decidido teñir de fuerza mis miedos y de ganas mis derrotas. He abierto las verjas de mi abstracta personalidad para que tú puedas recorrer mis senderos, porque quiero que conozcas todos y cada uno de los recovecos que esconde mi pensamiento. Escucha mi voz, grábala en tu mente, pues esconde los secretos de las maravillas que mi mundo puede ofrecerte si aceptas el desafío de indagar en él.

Quiero entrar en tu cabeza y navegar por tus aguas, dar rienda suelta a las velas y flotar a la deriva en tu interior… quiero saber cuál es el secreto, qué es lo que hay dentro de ti que me atrae de esta manera tan irresistible. Enséñame todo lo que hay en ti, llévame de la mano.

Voy a recorrer cada milímetro de tu piel con la mía, voy a envolver tu cuerpo en el abrazo más dulce que te hayan dado jamás. Voy a estar horas enteras mirándote a los ojos sin pestañear... leyendo lo que no está escrito.

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