La oscuridad no se ilumina, se desnuda lenta y deliciosamente con la punta de los dedos, se alumbra con una sonrisa indolente, inesperada y sincera, se rompe la penumbra con las luces de nuestros propios latidos, se descubre el camino a medida que nuestros pasos, nuestros triunfos y nuestras derrotas despejan las sombras.
Luis

sábado, 18 de febrero de 2012

Flotando en aguas profundas

Contempla el océano desde tu ventana, y escucha como el agua se funde con la arena. ¿Qué más da que las gaviotas caigan en picado sobre las espumosas olas del mar? La marea arrastra los reflejos de tus antojos mar adentro, donde nadie puede encontrarlos, donde se confunden con los tesoros escondidos por las aguas profundas. Es posible que sorprendas al cinismo sonriendo mientras tus ojos observan hastiados cómo tus ridículas ensoñaciones caen suave y lentamente hasta el fondo oscuro, deslizándose en el agua como las plumas lo hacen en el aire.

Tiembla, despierta, siéntete de nuevo sumergiendo tus caprichos hasta ahogarlos en las frías aguas de un mar sin nombre. No hay tratados de falsa contractualidad, ni lágrimas rodando por tus mejillas. No existe un mundo paralelo en el que todos tus sueños se hagan realidad, porque no existen los sueños, solo existes tú.

Tú, sencillo y sarcástico, a veces irresistiblemente dulce, en ocasiones agrio y amargo… cínico, elocuente y transparente.

Tú, consciente y categórico, marcando los límites de tu nostalgia, ampliando los dominios de tu irreverente personalidad.

Tú, silencioso y confiado, dejándote llevar sin pretextos por lo que el sol de invierno marque en tu carta de navegación.

Tu cerebro vibra armónicamente al ritmo de los delirios de la luna. Deja que la regularidad de las corrientes relaje tus pulsaciones. Huye de tu caótico ritmo cerebral y bloquea todos los pensamientos que te incitan al insomnio.

Eres camino. Eres equilibrio. Eres libertad.

Seguidores