La oscuridad no se ilumina, se desnuda lenta y deliciosamente con la punta de los dedos, se alumbra con una sonrisa indolente, inesperada y sincera, se rompe la penumbra con las luces de nuestros propios latidos, se descubre el camino a medida que nuestros pasos, nuestros triunfos y nuestras derrotas despejan las sombras.
Luis

jueves, 15 de diciembre de 2011

Cuarto Creciente

¿La cordura? Evitaré caer en su trampa y en su letal hastío... prefiero mi locura, peligrosa y traicionera, la que estimula mis neuronas y eriza mi piel, la que vuelca mi corazón y lo transforma en caldera, la que crece dentro de mi ser cuando cruzo mi mirada con la oscuridad de la noche reflejada en unos ojos en cuarto creciente, perpetuos y penetrantes. Me quedo con mi desorden, con mi ternura y con mis sueños. Me quedo con la suavidad, con la dulzura y con los momentos.



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