La oscuridad no se ilumina, se desnuda lenta y deliciosamente con la punta de los dedos, se alumbra con una sonrisa indolente, inesperada y sincera, se rompe la penumbra con las luces de nuestros propios latidos, se descubre el camino a medida que nuestros pasos, nuestros triunfos y nuestras derrotas despejan las sombras.
Luis

domingo, 11 de abril de 2010

destrucción

Róbame todo lo que me queda
Róbame mi silencio, mi oscuridad
Quítame las palabras que nunca dije
Arrebátame mi frialdad, rompe mi burbuja
Llévate todo lo que mantiene a mi cordura
Sigue destruyendo mi mundo, mata mis sentidos
Mátalo, Mátalo, asfixia poco a poco a mi silencio
Asesina al único aliento de mi razón
Asfixia poco a poco a mi silencio,
Haz que duela...

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