La oscuridad no se ilumina, se desnuda lenta y deliciosamente con la punta de los dedos, se alumbra con una sonrisa indolente, inesperada y sincera, se rompe la penumbra con las luces de nuestros propios latidos, se descubre el camino a medida que nuestros pasos, nuestros triunfos y nuestras derrotas despejan las sombras.
Luis

miércoles, 6 de abril de 2011

Fin

Subo el volumen al máximo.

Las notas del piano se introducen por mis vasos sanguíneos y remueven mi cenagoso cerebro.

Vuelvo a morir.

No me quedan más palabras por el momento, no me apetece seguir escribiendo.

Fin.

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