No pienses. No te muevas. Quédate completamente quieto y disfruta del silencio, de la oscuridad que te envuelve. Corretea por los pasillos de tu mente, por las interminables estanterías llenas de recuerdos, sentimientos, pasiones, elecciones, besos, abrazos, roces, risas, lágrimas, luces, sombras, más besos, más pasión...déjate seducir por el reto de dejar tu entorno perfectamente inmóvil, ausente, irrelevante, bloquea tus movimientos y disfruta de ti mismo, de la suavidad de tus pensamientos...
Siéntelo. Siente tu mente latiendo con la fuerza de un torbellino, aprecia la caricia del viento sobre tu alma, el clamor del intelecto, la plenitud de tus inquietantes desvaríos... siente el torbellino, vuelve a introducirte dentro, mira tu reflejo en los espejismos de tu olvidada capacidad de evadirte de tu alrededor, mira los brillos de tu estrella, envuelve tus argumentos vitales, completamente justificados, en un gran velo opaco bien cerrado y tíralos por la borda... simplemente disfruta de ti mismo y no pienses en tu entorno... tu entorno se desvanece ante el vendaval de tu interior, tiembla ante la fuerza de tu torbellino, y comienza a bailar...
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