La oscuridad no se ilumina, se desnuda lenta y deliciosamente con la punta de los dedos, se alumbra con una sonrisa indolente, inesperada y sincera, se rompe la penumbra con las luces de nuestros propios latidos, se descubre el camino a medida que nuestros pasos, nuestros triunfos y nuestras derrotas despejan las sombras.
Luis

domingo, 16 de enero de 2011

Las ardillas no saben amar

Sigue sin haber nada en este mundo comparable al amor. El amor te llena y te vacía, te absorbe y te desvela, te construye y te destruye. Cuando amas quedas envuelto en una vaina de seda que te abstrae del mundo, relaja tus sentidos y matiza tus cicatrices. Cuando estás enamorado el corazón se ensancha y la mente se simplifica, dejando de lado las banalidades que oscurecen tu alma. Te introduces en tu vaina de seda y gozas de su suave tacto, de su dulce perfume, de la intensa sensación de estar protegido de todo lo temible. La sensación de felicidad es tal que tu presencia se torna brillante, reveladora, pacífica. Pero cuando intentas salir de ella, su lisa textura se transforma, cambia su tejido, y se convierte en una cápsula hermética de hierro forjado, con paredes internas punzantes, que hacen que cada movimiento se aprecie como un martirio. Y no hay dolor más terrible que el de sentirse dentro de esa envoltura, fría y recia, agresiva, tan difícil de atravesar. Sólo tú, débil, con tus uñas y dientes, eres capaz de generar en su espesor una fisura por la que salir.

No hay fuerza en este universo capaz de generar tanto bien, ni tanto mal, como el amor. Y no hay nadie capaz de evitarlo. Tarde o temprano, de una manera u otra, el amor siempre vuelve a estar presente, guía nuestras vidas… porque una vez has probado la suavidad inherente en el lienzo de la vaina, no puedes resistirte a volver a internarte en ella cuando se presenta la ocasión, a sabiendas del riesgo al que te expones… El ser humano es infinitamente maravilloso. Cualquiera que se empeñe en creer que no somos más que animales, no se merece otra cosa que ser enjaulado y expuesto en el zoológico. Somos más. Muchísimo más.

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