La oscuridad no se ilumina, se desnuda lenta y deliciosamente con la punta de los dedos, se alumbra con una sonrisa indolente, inesperada y sincera, se rompe la penumbra con las luces de nuestros propios latidos, se descubre el camino a medida que nuestros pasos, nuestros triunfos y nuestras derrotas despejan las sombras.
Luis

lunes, 9 de mayo de 2011

Mi mundo interior

Sonríe. La energía traspasa las paredes de tus terminaciones nerviosas, incentivando a la motivación encasillada por defecto en la celda de los propósitos por cumplir y encendiendo la luz que recorre todo tu cuerpo a través de esa invisible red de neurotransmisores que se enreda alrededor de los vasos sanguíneos hasta llegar al corazón, quebrando sus presiones e incitándole a latir a un ritmo frenético mientras corres sin parar por tu mundo interior tiñendo de azul claro los blancos rotos.

Tapa los miedos con coraje, tiñe las decepciones de lecciones, pinta tu presente con colores vivos y no manches de color negro un recuerdo azul, simplemente suaviza el tono del pasado hasta que quede en un dulce sepia inquebrantable al paso del tiempo, sombrea la pared en la que pintaste la rabia, no dibujes nubes en tus mañanas soleadas ni soles en tus días lluviosos, prensa bien tu pincel sobre tus proyectos y ambiciones, pero olvida de una vez esa estúpida adicción a pintar tu futuro con todo lujo de matices, enmarcarlo y exhibirlo en el muro principal de tu laberinto intelectual… el futuro no se puede dibujar, tan solo puede ser esbozado suavemente, casi sin rozar el lápiz con el lienzo, para poder borrar más fácilmente cuando el presente te proporcione nuevos colores e ideas.

Déjate llevar, suéltate de los cables a los que te aferras como si el suelo fuese un abismo y date la oportunidad de pisar tierra firme y perder el miedo a disfrutar de ti mismo y de tus latidos, del ritmo con el que tus pasos marcan la arena, del entusiasta y ostentoso foco de luz que brilla cuando tu sonrisa sale a cantar tus canciones, de la música que tus pupilas trasmiten cuando fijas tu mirada… elige la canción idónea y propina una patada a todo aquello que te abstraiga de lo que realmente importa… la felicidad.

Ríe mientras corres bajo la lluvia, ríe mientras el sol tiñe la melanina de tu piel, ríe mientras la pintura baña el lienzo y mientras difuminas los malos momentos, mientras te mueres por dentro y revives a la fuerza, ríe mientras caes y remontas el vuelo, mientras tu estabilidad se sale por la tangente y te deja solo en plena curva, ríe mientras tus pies se mueven al ritmo de la música, cuando el escenario se ilumina y todo el anfiteatro comienza a vibrar contigo dentro…

Y no lo olvides… ríe cuando aceptes que hay situaciones que, simplemente, sobrepasan el orden natural de los acontecimientos y aceleran tu vida hasta instaurar el caos en ella…

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