La oscuridad no se ilumina, se desnuda lenta y deliciosamente con la punta de los dedos, se alumbra con una sonrisa indolente, inesperada y sincera, se rompe la penumbra con las luces de nuestros propios latidos, se descubre el camino a medida que nuestros pasos, nuestros triunfos y nuestras derrotas despejan las sombras.
Luis

miércoles, 21 de marzo de 2012

La primera lluvia de la primavera

No hay divinidad en la lluvia. No existe perfección alguna ni misterio que inquiete a mi curiosidad en la caída contingente y quebrantable de moléculas de agua sobre la superficie terrestre. Siguen un orden correcto, encajonado y lineal, una tras otra, cayendo por inercia al vacío. La precipitación del vapor no es más que una transformación, un cambio más como otro cualquiera, un agente externo ejerciendo su influencia sobre un elemento que reacciona. El ciclo es completamente banal, rutinario y uniforme.

Y, sin embargo… algunos días la lluvia consigue hipnotizarme. Me embruja con su variable e inefable frecuencia, extenúa mis sentidos y ralentiza mi dinamismo. Atrapa mis pensamientos, abstrayendo mi consciencia y difuminando los dibujos que mis córneas atrapan de entre los reflejos convexos de las diminutas gotas. Cuando me dejo enredar por sus húmedas artimañas su efecto sobre mí se debate entre la ironía y la tristeza, desembocando a veces en un cinismo descafeinado con ciertos toques de irrelevante pasividad. Me encuentro aquí… y a la vez vuelo, perdiéndome entre los recuerdos más nostálgicos de mi tormentosa memoria, ordenando mis historias, reguionizando a veces entre bambalinas los diálogos y escenas que guardo en el armario de las películas que no han conseguido hacerse con mi favor, a pesar de ser yo el protagonista. Y hago lo posible por ahogar mis sentimientos, por congelarlos para pararles los pies al miedo, a la autoexigencia y al dolor.

Bendito dolor… aquel que me recuerda día a día que soy capaz de sentir como nadie, que entrego todo porque la entrega es el sentido de mi vida, porque mi vida se encuentra sentido a si misma cuando resucito a mi inocencia y la dejo jugar con las gotas de lluvia que se escurren por los esquivos rincones del césped recién cortado.

Paro de pensar… dejo que la lluvia, incesante y simétrica, golpee el alfeizar de mi ventana. Salgo del charco y de mi abstracción y, simplemente, vivo. Con todo lo que ello supone.

3 comentarios:

  1. Me encanta dejar de lado los paraguas y mojarme dignamente... aunque eso sería mejor acompañada y sería la hostia con un beso húmedo bajo la humedad mundana...

    Lo único húmedo aquí ahora es mi corazón, tan vacío como siempre... vuelve al blog de los tristes a escribir ;)

    ahhhh, me comió más que el tiempo, pero no logró comerme el corazón ... mierda :)

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  2. Vivir, doler, llover, sentir. Enfrentarse a las circunstancias y crecer un poco más.

    Y donde dice crecer, léase querer.

    :)

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  3. Aunque creciendo rompas el cielo y te salgas del tiesto.
    Aunque queriendo te mates por dentro y te quemes sin fuego.

    :P

    PD.: Me tienes que explicar de dónde viene lo de "Grady". Y, de paso, de dónde vienes tú :).

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