La oscuridad no se ilumina, se desnuda lenta y deliciosamente con la punta de los dedos, se alumbra con una sonrisa indolente, inesperada y sincera, se rompe la penumbra con las luces de nuestros propios latidos, se descubre el camino a medida que nuestros pasos, nuestros triunfos y nuestras derrotas despejan las sombras.
Luis

lunes, 14 de mayo de 2012

Perdido entre las horas

"Hola pequeño, Estás ahí? Contesta, por favor"

Silencio.
     Solo días nublados.

Amor, que destilas tus efluvios y los mezclas con ginebra… han muerto tus suspiros?

"Después de olvidar quién eras te convertiste en lo que odiabas..."

Eras la luz, el agua, los pétalos de azahar reflejando al sol en su blancura perpetua y majestuosa. Eras la inocencia de la mirada de un niño que no entiende lo que sueña, la persistencia de un músico tocando su oxidado saxofón en una calle desierta.

"Tú… añorado paisaje interior, torrente de esperanza, ardiente armonía en tus descerebrados movimientos… dónde estás?"

Entraste por la dolorosa tristeza a las tenebrosas calles de la harapienta soledad, y terminaste cantándole baladas a la luna, rasgando tu voz en mil girones de desesperación. En las noches con lluvia saliste a bailar, danzaste con la oscuridad deslizándote sobre los charcos. Hasta que los charcos se consumieron y sólo quedó la noche para ti.

Ahora observas el universo, con tus ojos ya ciegos, y solo eres capaz de percibir en él su terrible crueldad. Las constelaciones crujen y se arremolinan en un poderoso torbellino de estrellas punzantes que perforan los sentidos de los pocos que sienten con vehemencia.

“De los pocos que sienten como tú… Dónde diablos te has metido?”

Volaste libre, y la libertad arrancó las plumas de tus alas. Qué harás ahora, faisán estúpido? Triste bufón, has perdido lo más bello y poderoso de tu ser! Ridículo despropósito de sibilantes artimañas, terminado en drama… ahora sólo te queda correr arrastrando tu alma corrompida por las praderas del desierto.


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